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¡Únete al Honduras Origin Coffee Fest 2025! Disfruta del mejor café y cultura. ¡Te esperamos!

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26-29 de marzo 2025

José ISabel Perez

Historia de éxito

Un recolector de café que cumplió su sueño de ser productor de café

Los sueños son el deseo de lo que queremos ser y lograr en la vida.

Esta es la historia de Don José Isabel Pérez quien desde muy pequeño conoció el cultivo del café como recolector.

Su lugar de origen es el pueblo de Guaxinlaca, en el municipio de San Andrés, departamento de Lempira. Este municipio es un lugar reconocido en Honduras por ser uno de los nichos más importantes para la producción de café especial y una industria cafetalera muy joven y en crecimiento.

Don José Isabel Pérez es el mayor de 6 hermanos, siendo aún un niño tuvo una pérdida importante en su vida, la de su padre. En esta ausencia, asumió responsabilidades para mantener a su madre y sus hermanos, asumiendo responsabilidades para ayudar a criar a su familia.

Su padre dejó a su familia un principio de trabajo que era un terreno para trabajar en la agricultura, en el cual se dedicaban habitualmente a los cultivos de maíz y frijol; Esta ocupación es herencia de sus antepasados de la etnia Lenca.

Al asumir estas responsabilidades no tuvo la oportunidad que tuvieron sus demás hermanos que era la educación en la escuela primaria, ya que siempre se dedicó al trabajo del campo. Con el fin de apoyar siempre a su familia brindándole ingresos y un mejor futuro, Don José Isabel dejó su municipio para trabajar en otro departamento como recolector de café, era el empleado de otros productores.

Esta actividad de recolección de frutos de café fue su primer encuentro con el campo. A esta ocupación se dedicó 20 años de su vida en los que aprendió más sobre el cultivo del café, como el establecimiento, mantenimiento, cosecha y prácticas postcosecha del cafetal. A medida que conoció más sobre la producción de café, comenzó a amar tanto el campo que su sueño era algún día convertirse en productor de café, teniendo plena convicción y fe en Dios de que este cultivo le ayudaría a sacar adelante a su familia.

Para empezar a cultivar café tuvo que pedirle a su jefe que le vendiera semillas de café para poder establecer las primeras plantas de café. Cuando notó un gran entusiasmo en él y vio que era uno de los colaboradores más dedicados y longevos de su finca, decidió regalarle sus primeras semillas de café.

Para realizar los viveros de café, Don José tomó las bolsas de plástico que encontró en su camino, las remendó para asegurar que la tierra y el café quedaran intactos para luego sembrar en el campo definitivo, esto con el fin de reducir los costos de establecer su primera finca que consta de alrededor de 700 plantas de café, que hoy se encuentran establecidas desde hace unos 25 años.

En los últimos años como recolectores de café, sus hermanos también trabajaron junto a él como recolectores de café, adoptando también ese sueño de poder producir su propio café.

Su primera cosecha fue de 8 galones de café en grano (aproximadamente 256 libras) y los vendieron en ese estado. Don José Isabel y su familia crecieron año tras año en establecer más área de cultivo, pero eso también implicó más costos de mantenimiento y esperar 2 o incluso 3 años para comenzar a ver el retorno de la inversión. Él y su familia también optaron por dedicarse a otra ocupación que les permitiera cubrir los gastos de instalación y mantenimiento de la finca. Fue así como se dedicaron a la búsqueda, obtención y venta del ópalo, el cual es considerado una de las piedras o gemas de valor comercial que le permitió tener otros ingresos.

Este comercio, más el acceso al crédito, permitió a la familia de José Isabel crecer en superficie y producción de café adquiriendo una finca para sembrar más plantas de café. Hasta el quinto año de producción continuaron vendiendo frutos de café, posteriormente lograron obtener una máquina despulpadora de café y pudieron procesar y secar el café para tener acceso a mejor mercado.

Su familia siempre apoyó la visión de Don José Isabel de invertir en la compra de nuevas áreas y sembrar café para aumentar su capacidad de producción. La colaboración de su familia también fue parte fundamental para abaratar los costes laborales. La gestión de la finca, la cosecha, procesamiento y secado del café les permitió obtener un producto más elaborado y de mejor calidad, con mejores ingresos y al mismo tiempo aumentando la riqueza familiar.

Fue así como a base de mucho trabajo y esfuerzo se fue cristalizando el sueño de aquel joven que solo era un empleado que cosechaba café a ser productor. No todo fue fácil, hubo momentos difíciles una cosecha en la que el y su familia fueron víctimas de robo, perdiendo casi la totalidad de lo que se producía en ese momento. Todo esto no de detuvo a la familia, con la fe en Dios y el trabajo en familia lograron recuperarse y seguir trabajando con amor el café. En la actualidad Don José Isabel produce más de 300 quintales de café pergamino seco, han construido un hogar estable para su familia, y apoyar a los demás miembros también con la construcción de un hogar digno, todos sus sobrinos han recibido educación y ahora tienen 2 vehículos para movilizar a los recolectores y al propio café.

Así fue como Don José Isabel pasó de ganar centavos con la actividad de cosechar frutos de café a ser junto a su familia un referente de calidad y producción con acceso a mejores mercados a través de INLOHER.

Un recolector de café que cumplió su sueño de ser productor de café

José ISabel Perez

Historia de éxito

Rodrigo Ventura

Historia de éxito

¿Es posible alcanzar el éxito y el reconocimiento por tu trabajo a una edad avanzada?

A los 4 años, Rodrigo Ventura, acompañado de sus padres, dio sus primeros pasos entre las plantas de café, comenzando así su aventura en el mundo del café… Eran fincas exuberantes y frondosas, con climas perfectos para la producción de café de especialidad. Las variedades «Typica» y «Bourbon» eran comunes en ese tiempo, y las enfermedades de las plantas no representaban una amenaza; eran cosechas doradas.

Don Adán Ventura, el padre de Rodrigo, era muy respetado en el pueblo por sus valores morales y su profunda pasión por el café. La admiración por su padre inspiró a Rodrigo a seguir el mismo camino. Pasaron los años y Don Rodrigo se convirtió en un adolescente con grandes sueños: quería ser el sucesor de su padre. Quería estudiar Ingeniería Agronómica, pero desafortunadamente las condiciones económicas no lo permitieron, así que decidió estudiar para ser maestro de Educación Primaria. Don Rodrigo se casó, formó una familia con cuatro hijos y decidieron migrar a la ciudad. Ejerció su profesión como maestro, pero el deseo de volver a las plantaciones de café era más fuerte, y con el apoyo de su familia, logró comprar un terreno y comenzar el cultivo y la producción de su primera finca de café.

Empezó a cultivar en los años 90, una época difícil para ser productor de café. Establecer y gestionar una finca de café ya no era como antes. Los problemas de plagas y enfermedades eran rampantes, a diferencia de los días de su padre, y los precios estaban en caída. A pesar de la crisis de esos años, Don Rodrigo continuó con su trabajo. Ese año se esperaba una gran cosecha y un aumento significativo en los precios; pero nuevamente la vida le puso otro obstáculo en su camino: uno de sus vecinos le impidió el único acceso que tenía a la finca, obligando a Don Rodrigo a venderle la parcela, perdiendo una vez más la oportunidad de salir adelante.

La pasión y el espíritu innovador de Don Rodrigo lo motivaron a comprar otra propiedad y aventurarse en la piscicultura, el cultivo de hortalizas, la cría de ganado y, nuevamente, el cultivo de café. A pesar de los esfuerzos, la finca no fue rentable; los precios del café en 2001 y 2002 eran súper bajos, era imposible mantener a la familia. Para Don Rodrigo, su familia era el pilar más importante, y él y su esposa decidieron vender la propiedad y dar estabilidad económica a su familia; los estudios de sus hijos eran la prioridad. Don Rodrigo puede haber puesto fin a su objetivo de convertirse en un empresario del café, pero veremos que el amor por el café trasciende generaciones, las dificultades se convierten en desafíos y la pasión se hereda. Casi 20 años después, la familia regresa al sueño de tener sus propias fincas de café. El hijo de Don Rodrigo se capacita como Ingeniero Agrónomo, la experiencia y la juventud se unen y comienzan una nueva historia. Dificultades personales, nuevas enfermedades, largas distancias y una pandemia son los nuevos desafíos.

“La resiliencia, el deseo de éxito y la fe en Dios fueron más fuertes que la adversidad” es como Don Rodrigo define los valores de su familia.

Para la cosecha 2022-2023, Don Rodrigo y su hijo iniciaron el Programa de Café de Especialidad en INLOHER, participando con sus Microlotes en el primer festival “Honduras Origin Coffee Fest”, cuyo principal objetivo es valorar el trabajo y el esfuerzo del productor y mostrar al mundo la alta calidad del café hondureño.

Y adivinen qué… ¡En 2023, Don Rodrigo Ventura se convierte en el primer ganador del «Honduras Origin Coffee Fest»!

Con este logro, Don Rodrigo honra la vida y el legado de su padre, feliz de heredarlo a la nueva generación, su hijo Edwin. Como él mismo reafirma: «la fe en Dios, la perseverancia y la dedicación me darán la fuerza para seguir haciendo lo que más me gusta.» Don Rodrigo siempre seguirá siendo el artista en la producción de cafés de especialidad de la Finca Buenaventura. Detrás de un café especial hay una historia especial; para INLOHER es un honor mostrar al mundo la historia detrás de cada taza de café. ¡Sé parte de nuestras historias de café de especialidad y construyamos juntos un mundo especial!

¿Es posible alcanzar el éxito y el reconocimiento por tu trabajo a una edad avanzada?

Rogrido Ventura

Historia de éxito

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